domingo, 17 de junio de 2007

Malos tratos


Hay todo un colectivo de personas para las que entrar en casa es sinónimo de empezar la tortura diaria. Fuera pueden ser personas de éxito social, valoradas, respetadas. Sin embargo, en cuanto cruzan el umbral, se sienten inseguras, débiles, atemorizadas. Sujetas al capricho de otra persona con la que también conviven y que un día dijo que las quería (lo irónico es que en muchas ocasiones lo sigue diciendo), que las protegería, que cuidaría de ellas ante todo mal.

En España (sólo en España) son ya más de treinta las mujeres que han muerto a manos de sus parejas en lo que llevamos de año. Más de treinta. Más de treinta que han muerto, un número indeterminado que han acabado en el hospital, si lo pensamos, un número aterradoramente mayor el que aún convive con su torturador en su propia casa, dentro de su propia pesadilla. Con todo, ese más de treinta no es más que una cifra, que irá subiendo día a día, que al final, por lo repetitivo no va a ser más que una cifra más, una noticia más. Pero no es de este tipo de maltrato del que hoy quiero hablar (no tengo cuerpo para ello). Es de ese otro, a veces más sutil (siempre más sutil al principio), tan devastador como una bofetada pero no tan demostrable, ni tan claro para muchos. A veces, incluso la propia victima duda que los esté sufriendo, o no sabe qué hacer. Como siempre, son mujeres las que lo sufren con más frecuencia, aunque también hay hombres maltratados de este modo (de hecho, la mayoría de maltratadoras mujeres los son por estos medios, obviando el tema físico). Son los malos tratos psicológicos.

El maltrato psicológico es cualquier comportamiento (CUALQUIER COMPORTAMIENTO) intencionado, destinado a producir daño psíquico, desvalorizar, destruir la autoestima y reducir la confianza personal, haciendo entrar a la victima en un proceso en que duda que sus propias decisiones y percepciones, lo que alimenta la “validación” del comportamiento del agresor, justificando por una parte sus acciones en la medida en que la victima “se lo busca” y por otra con la excusa de que “es lo mejor para ella”.

Podría dar mil y una definiciones, signos de alerta, clasificaciones. Podría hablar de las fases del maltrato, de cómo va evolucionando. Par eso, hay paginas mejores, más informadas. Paginas como esta. No es esa mi intención. Sólo que si te ves en esta situación (o conoces alguien que lo esté), pienses (o le hagas pensar).

Puede ser que te preguntes qué es lo que haces mal, que todo le molesta. Puede que un día te arregles para salir, y se pase diez minutos diciéndote que te vistes como una fulana, que no tienes cuerpo para ese escote, que si te crees la Angelina Jolie. Puede que te ignore toda la noche, o al contrario, que busque cualquier delicadeza de otro hombre para asegurar que eres una puta y te lo vas buscando. La próxima vez que salgas, buscarás un vestido recatado. Te dirá entonces que pareces una monja, que no sabes vestir, que eres rancia. Que no sabe lo que vio en ti. Al día siguiente, después del berrinche, estará encantador. Es posible que te halague, que tenga algún detalle, que te pida perdón.

Puede que te monte un drama porque ha llegado a las tres a comer, y la comida según él estaba fría (no se disculpará si llega tarde, o asumirá que tendría que haber avisado). Estará incomible, no sabes guisar, malgastas el dinero cuando compras. Mañana, puede que llegue antes. Te echará la bronca cuando la comida no esté lista ¿acaso no sabes que aquí se come a las dos? Si le recuerdas lo de ayer, lo negará. Compras basura, no sabe donde pones el dinero de la compra, todo es de baja calidad. Si te rebelas, se mostrará dolido, o te tratara como a una histérica. Te ignorará o se portará de forma paternalista.

Alternará estos comportamientos con temporadas en las que será una pareja exquisita. Será simpático/a, encantador, adulador. Justo cuando empieces a pensar que ha sido una fase, que ves “visiones”, volverán los episodios de control. Puede que use el sexo como cuestión de poder (“hoy no tengo ganas, me has hecho que tenga dolor de cabeza” o “ya que no sirves para otra cosa, por lo menos cumple con tu deber y déjame a gusto”). Exigirá un territorio propio, excluyéndote de él (“déjame ver la tele en paz, ponte a fregar y aprovecha el tiempo” o “vete al ordenador y déjame ver un rato la tele”).

El patrón empezará a ser beso- bofetada-beso-bofetada. A veces, por las mismas acciones, se desencadenaran reacciones opuestas, de tal forma que nunca sepas qué esperar. En ocasiones, volverá a ser la persona encantadora del principio (usualmente los futuros maltratadotes psicológicos son en los primeros tiempos personas muy dedicadas, amables y apasionadas. Nadie en su sano juicio se liaría conscientemente con alguien que desde el principio lo desvaloriza o lo maltrata. Simplemente hay que ser consciente de que si en un principio pensamos que alguien es demasiado bueno para ser cierto, posiblemente tengamos razón). Llegarás a dudar de tus percepciones, te sentirás insegura con las decisiones que tienes que tomar y paulatinamente, las delegarás en la otra persona para contentarlo, lo que por un lado reforzará la idea de que es mejor que él /ella las tome (“tú eres incapaz de decidir en condiciones”) y por otro, te hará cada vez más dependiente.

Es posible que sientas el “Síndrome de Estocolmo”, es decir, creerás en algún momento que lo mereces, que haces todo mal, que él tiene razón y que todo es por tu bien. Puedes encontrarte deprimida, ansiosa, llorar por cualquier motivo. Puedes sentirte avergonzada, culpable, aislarte de tu entorno, ya sea porque él (ella) lo quiere así o porque tú no te sientes con fuerzas para dar explicaciones. El maltrato psicológico produce a la larga una dependencia entre los dos miembros de la pareja: la parte maltratada se siente tan insegura que no es capaz de tomar sus decisiones, la parte maltratadora define su propia valía en tanto en cuanto tiene una situación de poder con respecto a la pareja. En muchas ocasiones, el maltrato psicológico deriva en malos tratos físicos, aunque no siempre. Hay maltratadores psicológicos que jamás cruzan la frontera de lo físico, y siguen con su actitud durante décadas. No te engañes. Da igual que tenga dos carreras y sea el vicepresidente de su empresa, el maltrato no entiende de clases sociales. Tampoco tiene que ver con tu nivel cultural, con que seas una persona crédula o débil.No te sientas culpable. Así como es fácil ponerle fecha a un maltrato físico (el primer empujón, la primera bofetada no se olvidan), el psicológico es más difícil de evaluar. Muchas veces es un proceso gradual. Otras, la propia interesada/o no quiere asumir que es una persona maltratada. Incluso puede que se dude de si realmente se está sufriendo un maltrato o no.

No es maltrato si:

- Las dos partes de una pareja tienen comportamientos agresivos (o pasivo/agresivos) recíprocos (en todo caso, se trataría de otra patología de pareja que habría que estudiar), aunque sí lo sería si la parte maltratada se siente continuamente frustrada e irritable ante el comportamiento hostil de su pareja (sea este pasivo o no).
- Una de las partes no quiere mantener relaciones sexuales con la otra, y no es debido a un acto de coacción o de castigo.
- Los presuntos malos tratos psicológicos se dan muy de tarde en tarde, no son continuados o son puntuales, aunque siempre es un signo de alarma. Así mismo, no es excusa tampoco que se den cuando el agresor haya bebido o ingerido alguna otra sustancia. Hay persona ebrias que son simpáticas, o que nunca son agresivas. Si tiene que emborracharse como excusa para mostrar su agresividad, algo ocurre.

Sí es maltrato cuando:
- Se da un control exclusivo del dinero por parte de uno de los miembros de la pareja, con alusiones continuas a la falta de responsabilidad de la otra persona.
- Se ridiculiza e insulta cualquier creencia, gusto o tendencia de la pareja, sea del tipo que sea, de forma continuada e hiriente.
- Se humilla en privado o en público.
- Amenaza con matar o matarse si se le abandona. Castiga a los niños o a los animales domésticos como venganza hacia la pareja. Asegura que los secuestrará si la pareja le deja.
- Continuamente insulta o grita.
- Acosa por situaciones inventadas o que no se pueden demostrar.
- Manipula con mentiras y tergiversaciones, incluso delante de terceras personas. Insiste en el aislamiento social de la pareja. Castiga con el silencio y la indiferencia a la pareja cuando no ve satisfechos sus deseos.

Un ultimo apunte: cuando un maltratador asesina a su pareja no lo hace porque la quiera, porque no pueda vivir sin ella, porque “o mía o de nadie”. Simplemente, de la misma forma que una persona maltratada distorsiona su propia imagen hasta no ser más que el reflejo del otro, el maltratador necesita a la maltratada para definir su vida, su importancia. Si no hay agente pasivo, su valía es cero, y es algo que no puede soportar, que su propiedad tome decisiones por él. Nunca es cuestión de amor, nunca.

1 comentario:

  1. Todo esto me suena. Me resulta familiar.Hay situaciones aki con las k me siento identificada. Triste realidad.

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