miércoles, 25 de junio de 2008

Rascacielo giratorio


Se abre la era de la "arquitectura dinámica", bautizada así porque "introduce una cuarta dimensión en el diseño: el tiempo". Así lo asegura el italiano David Fisher, que este martes ha presentado en Nueva York su "rascacielos giratorio y autosuficiente", que permitirá a sus habitantes modificar la orientación de sus apartamentos para cambiar el paisaje o seguir la progresión del Sol. Los dos primeros comenzarán a construirse este mismo año en Dubai y Moscú y previsiblemente estarán terminados a finales de 2010, y ya está en marcha otro proyecto para la ciudad de Nueva York. Hay, además, peticiones de Canadá, Alemania, Italia, Corea del Sur y Suiza.

En 2010 estará disponible el primer rascacielos giratorio y ecológico. Un arquitecto italiano, David Fisher, ha creado un edificio desde el que será posible cambiar de paisaje cada mañana. El proyecto, de 420 metros de altura, será una realidad en 2010 en Dubai y Moscú.

Cada una de las plantas de estos edificios en movimiento girará a la velocidad que escojan los inquilinos y rotará de forma independiente con respecto a los demás pisos, por lo que el edificio cambiará de forma constantemente.

El rascacielos de Dubai medirá 420 metros de altura y tendrá 80 pisos, de los que los primeros 20 serán oficinas; los 15 siguientes, un hotel de seis estrellas; los 35 siguientes, apartamentos de lujo (desde 124 metros cuadrados), y los últimos diez, viviendas de 1.200 metros cuadrados con ascensor privado, jardín, piscina y aparcamiento dentro del piso. El de la capital rusa tendrá estas mismas características pero será un poco más bajo (70 pisos y 400 metros de altura).

Según los cálculos previos, el precio de un metro cuadrado en un apartamento en las plantas superiores puede ascender hasta los 30.000 dólares (unos 19.000 euros). A pesar del precio, ya ha empezado a llenarse la lista para poder reservar alguna de las viviendas del edificio de Dubai.

Torre ecológica

Según ha explicado Fisher, la torre giratoria es además el primer rascacielos ecológico y autosuficiente desde el punto de vista energético, ya que genera electricidad transformando la energía del Sol y el viento gracias a las 79 turbinas eólicas dispuestas horizontalmente entre cada piso y a los paneles fotovoltaicos de los techos, con lo que se podría suministrar energía también a los edificios colindantes.

Se trata también del primer edificio que se construirá enteramente con piezas prefabricadas, con el objetivo de reducir los tiempos de construcción en un 30% y los costes en más de un 10%.

El arquitecto asegura que para la materialización de su proyecto sólo se requerirá el trabajo de 600 personas en la obra de montaje y 80 técnicos en el lugar de construcción, en lugar de los 2.000 empleados que habrían sido necesarios para realizar una construcción tradicional de las mismas dimensiones.

En principio, la velocidad de ejecución será de un piso por semana, merced a un nuevo método: el núcleo central de la torre se levantará a pie de obra, y los pisos se realizarán sección por sección en la fábrica y se engancharán al eje central cuando se monten, ya amueblados y con todas las instalaciones.

Otra característica de estos edificios será la facilidad de mantenimiento, considerando que todas las partes se podrán inspeccionar y reparar independientemente, de forma que podrán durar más que otras construcciones contemporáneas.

Según Fisher, la prefabricación será la forma de construcción del futuro, porque permitirá "obras limpias y verdes sin ruido, polvo, emisiones o desechos, con mayor seguridad en el puesto de trabajo, tiempos de construcción más breves y menores consumos de energía".

sábado, 7 de junio de 2008

Parada del olvido

Los responsables del centro de mayores Benrath, en Dusseldorf, acaban de colocar en la puerta de sus instalaciones una parada de autobuses en la que nunca parará ningún autobús. Esta parada “fantasma”, una réplica falsa cedida por la empresa municipal, tiene como objetivo atajar un problema acuciante para el hospital: el número cada vez mayor de pacientes enfermos de Alzheimer que se escapan con la intención de volver a sus casas y terminan perdidos en la ciudad.


“La mayoría de estos pacientes tiene alrededor de 84 años” - explica el responsable del hospital - “Su memoria a corto plazo apenas funciona, pero su memoria a largo plazo permanece activa. Ellos reconocen la señal amarilla y verde de la parada y recuerdan que alguna vez se han sentado allí para volver a su casa.”

De esta forma, cada vez que uno de los ancianos sale por la puerta del hospital con la idea de regresar a su hogar, los responsables del centro saben el lugar exacto donde podrán encontrarle: sentado junto a la parada, esperando un autobús que nunca llegará.